BRANDED RESIDENCES

24 de Noviembre 2024

Branded Residences: El nuevo rostro del lujo inmobiliario

 

Las llamadas branded residences, o residencias de marca, son una de las últimas tendencias del mercado inmobiliario de lujo popularizadas en los últimos años. El concepto es, en apariencia, sencillo: se trata de desarrollos residenciales vinculados a marcas de prestigio —tradicionalmente hoteleras como Ritz-Carlton, Four Seasons o Mandarin Oriental, aunque en los últimos años se han sumado firmas de moda como Armani, Bulgari o Fendi, e incluso automotrices como Porsche, Pagani, Bugatti y Aston Martin— que trasladan su identidad y estándares a la vida doméstica.

 

Estas propiedades combinan la exclusividad de una ubicación privilegiada con un diseño de autor y un catálogo de servicios propios de un hotel cinco estrellas, lo que las convierte en algo más que un simple inmueble: una experiencia habitable de marca.

 

En entornos urbanos y destinos turísticos de primer nivel, los ejemplos se multiplican. The Ritz-Carlton Residences en Miami Beach ofrecen viviendas con acceso a concierge, spa y servicios de restauración sin tener que compartir espacio con huéspedes de hotel. La Porsche Design Tower, también en Miami, ha incorporado ascensores que llevan el automóvil directamente al apartamento, materializando la estética y la funcionalidad que caracteriza a la marca alemana. En Dubái, las Armani/Casa Residences combinan el minimalismo elegante de Giorgio Armani con vistas icónicas y un servicio integral de mantenimiento y atención al residente. También hay ejemplos en enclaves de lujo en España, como las Four Seasons Residences en Madrid y Marbella.

 

Entre sus principales ventajas, las branded residences aportan confianza a compradores internacionales que buscan estandarización de calidad y servicio sin importar el país. Para el inversor, suelen ofrecer una mayor estabilidad en el valor de reventa y una comercialización más ágil, debido al efecto de la marca. Por otro lado, para el usuario final, representan la oportunidad de vivir en un entorno coherente con un estilo de vida aspiracional, con la garantía de que cada detalle —desde el diseño interior hasta la gestión del edificio— responde a estándares previamente definidos.

 

No obstante, el fenómeno no está exento de críticas. Ciertas voces apuntan que la proliferación de este tipo de desarrollos puede contribuir a la homogeneización del lujo, diluyendo la autenticidad local en favor de un modelo globalizado y predecible. Otros advierten que la exclusividad de estos proyectos refuerza la segmentación social en las ciudades, desplazando la oferta de vivienda hacia el segmento más alto y encareciendo el suelo urbano en áreas estratégicas. Aunque este efecto es más notable en mercados emergentes, también se percibe en destinos consolidados donde la presión inmobiliaria es alta.

 

Para el consumidor del lujo, estas residencias redefinen el concepto de estatus: ya no se trata solo de poseer un bien, sino de integrarse en una narrativa de marca que otorga pertenencia y reconocimiento. Sin embargo, para el resto de la población, la expansión de este modelo puede simbolizar un lujo inaccesible que irrumpe sin suponer beneficios directos, más allá de un eventual impacto en la economía local por turismo e inversión extranjera.

 

En definitiva, las branded residences están transformando el sector del lujo al llevarlo desde la pasarela, el concesionario o la suite de hotel hasta la vida diaria, envolviendo al comprador en una experiencia continua de marca. Esta fórmula, exitosa para las firmas que diversifican su negocio y para los consumidores que buscan certeza y estatus, plantea interrogantes sobre el equilibrio entre globalización y diversidad cultural, así como sobre el impacto urbano y social que puede generar su expansión sin una planificación inclusiva. Pero, ¿será una moda pasajera o terminará por asentarse de forma definitiva? Solo el tiempo —y los números— saben la respuesta.