Cohousing y coliving: ¿comodidad o comunidad?

27 de noviembre 2023

La búsqueda de soluciones de vivienda asequible y comunitaria ha llevado a iniciativas como el cohousing y el coliving, alternativas a los modelos tradicionales de vivienda. Estos términos, que suenan modernos y prometedores, han captado la atención de diversos grupos demográficos, incluidas las personas mayores.

A primera vista, estos conceptos parecen ofrecer beneficios significativos, pero es esencial analizarlos desde una perspectiva crítica y equilibrada para comprender mejor su verdadero impacto.

 

 

El término "cohousing" deriva de la combinación de las palabras "cooperación" y "vivienda". En esencia, se trata de un modelo de vida colaborativo en el que un grupo de personas se une para adquirir de manera colectiva una vivienda con áreas y servicios comunes. Este modelo ha ganado popularidad por su énfasis en la comunidad, la independencia y el apoyo mutuo. Uno de los grupos que se ha beneficiado de manera significativa del cohousing es el de las personas de la tercera edad.

 

Para muchas personas mayores, el cohousing representa una alternativa atractiva a las residencias geriátricas tradicionales. Proporciona un entorno donde pueden vivir de manera independiente pero rodeados de una comunidad de apoyo. Los espacios comunes y los servicios compartidos, como la cocina y la lavandería, promueven la interacción y la colaboración, lo que puede ayudar a combatir la soledad no deseada y mejorar la calidad de vida.

 

 

Por otro lado, el coliving se centra en proporcionar comodidad y conveniencia a través de la oferta de habitaciones privadas en propiedades gestionadas por empresas. Este modelo es particularmente atractivo para estudiantes y jóvenes profesionales que buscan vivir de manera independiente en áreas urbanas. El coliving ofrece servicios como limpieza, conexión a internet y espacios comunes que facilitan la vida cotidiana.

 

Para los estudiantes, el coliving puede representar una oportunidad para conocer a más personas y disfrutar de un estilo de vida más social. La idea es que la comunidad se convierta en una extensión de la casa, lo que puede ser atractivo para aquellos que desean una experiencia de vida más conectada.

 

 

Si bien el cohousing y el coliving presentan ventajas evidentes, también es crucial considerar sus desventajas y desafíos:

 

El cohousing, por ejemplo, puede requerir una inversión significativa y un compromiso a largo plazo. Además, la participación activa en la toma de decisiones y la gestión de la comunidad no es para todos, y las dinámicas de grupo pueden dar lugar a conflictos.

 

El coliving, por otro lado, puede carecer de la privacidad que algunos individuos valoran. La rotación de residentes y la falta de control sobre la gestión de la propiedad pueden generar incertidumbre y desafíos en la construcción de relaciones sólidas y duraderas.

 

 

En conclusión, ambas iniciativas ofrecen opciones interesantes para abordar cuestiones de vivienda y comunidad en un mundo cada vez más diverso y urbano. Sin embargo, es esencial evaluar de manera crítica su idoneidad para cada situación y entender que, si bien pueden ser alternativas beneficiosas para algunas personas, no son la panacea para todos los desafíos de la vivienda.

El equilibrio entre comodidad y comunidad debe ser el eje central al considerar estos modelos de vida colaborativa.