Coworking: ¿Renovación o espejismo en la España rural?

5 de diciembre 2023

El término "coworking" ha cobrado notoriedad en la última década. La tendencia, que se origina en un contexto de áreas urbanas, consiste en la creación de espacios compartidos de trabajo donde profesionales independientes, pequeñas empresas, teletrabajadores y emprendedores pueden alquilar lugares con fines laborales.

La premisa suena atractiva: colaboración, flexibilidad, oportunidades de networking y costos reducidos. Sin embargo, si bien el coworking puede contar con diversas ventajas en las ciudades, su impacto en las zonas rurales es motivo de debate.

 

No se puede negar que esta modalidad de trabajo ha traído consigo numerosos beneficios. En las zonas urbanas, estos espacios han permitido una mayor colaboración entre empresas emergentes, la creación de redes de contactos y un ambiente que fomenta la innovación. Asimismo, los beneficios económicos para los emprendedores y pequeñas empresas son innegables, al ofrecer una alternativa económica frente a alquilar una oficina completa.

 

En el contexto de la España rural, el coworking también ha promovido un cierto grado de revitalización en áreas que hacen frente a la despoblación y la falta de oportunidades laborales. La posibilidad de trabajar de manera remota en un entorno tranquilo y natural ha atraído a jóvenes profesionales y emprendedores, suponiendo un “alivio demográfico” para comunidades rurales en declive.

 

No obstante, es esencial abordar las preocupaciones relacionadas con este sistema laboral, especialmente en contextos rurales. En primer lugar, no se puede pasar por alto que los espacios dedicados a esta actividad tienden a concentrarse en las áreas urbanas, dejando a los pequeños pueblos en desventaja. Las empresas más grandes del sector han centrado su atención en las grandes ciudades, perpetuando la desconexión entre las áreas rurales y las oportunidades laborales.

 

A pesar de sus promesas de colaboración y creación de redes, el coworking rural todavía se enfrenta al problema de la despoblación. Aunque ha atraído a jóvenes profesionales a las pequeñas poblaciones, la cantidad es limitada en comparación con la magnitud del problema. Estos espacios no representan una solución real a gran escala para el éxodo rural y la falta de oportunidades.

Además, a menudo los espacios de coworking dependen en gran medida del apoyo de las administraciones públicas, lo que plantea interrogantes sobre su sostenibilidad a largo plazo y su dependencia de fondos públicos.

 

 

Es vital que se consideren nuevas formas de abordar el problema de la despoblación en las zonas rurales. Aunque el coworking tiene un lugar en la ecuación, no puede ser la clave que muchos esperan. Debe ir acompañado de una estrategia más amplia para el desarrollo sostenible de estas áreas y para garantizar que las oportunidades de empleo lleguen a todos los rincones del país.