Economía de la longevidad: Afrontando una población envejecida

14 de mayo 2024

La población española está envejecida y la tendencia apunta al alza. Uno de cada cinco habitantes ya supera los 65 años. Además, el peso relativo de las personas de 65 años y más sobre el conjunto de la población se ha duplicado desde 1975, pasando del 10% al 20%.

Sin embargo, esta tendencia demográfica no es exclusiva de nuestro país. Para el conjunto de la UE, el porcentaje de personas mayores (60 años y más) se sitúa actualmente en el 21% y se estima que se sitúe en el 34% en el año 2050.

 

Esta serie de circunstancias implica que las economías reconsideren su actividad, centrando su foco en esta población, cada vez con mayor peso y, en el caso de Europa, con un poder adquisitivo nada despreciable.

 

La economía de la longevidad es un término que ha adquirido mucha relevancia en los últimos años como respuesta tanto de la sociedad en general como de las empresas en particular al envejecimiento de la población. Esta expresión hace referencia a la necesidad de adaptar la economía a las nuevas realidades poblacionales, especialmente relacionadas con la dependencia de los mayores.

 

Aunque la economía de la longevidad presenta algunas ventajas, como la generación de nuevos mercados y oportunidades empresariales relacionadas con el envejecimiento de la población, también presenta desventajas y desafíos que deben ser abordados tanto por empresas como por políticas públicas con el fin de lograr el mayor beneficio para la sociedad, al mismo tiempo que se presenta como una oportunidad de crecimiento y desarrollo para las empresas

 

En primer lugar, esta economía supone una oportunidad para que las empresas desarrollen productos y servicios especializados para satisfacer las necesidades cambiantes y únicas de las personas mayores. Por ejemplo, la tecnología médica y asistencia digital pueden mejorar la calidad de vida de la población de avanzada edad. Además, el envejecimiento de la población puede tener un cierto impacto positivo en el crecimiento económico, ya que puede generar nuevos empleos y riqueza, especialmente en sectores como la salud, la vivienda y el cuidado de los mayores.

 

Sin embargo, este concepto también presenta desventajas y desafíos que deben ser abordados. Por ejemplo, el envejecimiento de la población puede suponer un reto para la productividad y la participación en el proceso de producción, ya que la población mayor puede tener menos capacidad para trabajar en comparación con la población joven.

 

En cuanto a los puntos de vista, es importante destacar que la economía de la longevidad puede ser vista de manera positiva por las empresas, ya que ofrece oportunidades de negocio y crecimiento económico. Por otro lado, la sociedad en general también puede ver la economía de la longevidad de manera positiva, ya que el envejecimiento de la población va unido al aumento de la esperanza de vida, un claro indicador de prosperidad. Además, a menudo se presenta como generador de nuevos empleos y riqueza.

Sin embargo, la economía de la longevidad también puede ser vista de manera negativa por aquellos que se preocupan por la sostenibilidad y la justicia social, ya que puede generar desigualdades y desventajas para las personas más vulnerables. De hecho, hay quienes consideran que puede llegar a incrementar la precariedad de los jóvenes, un sector que, a menudo, debe hacer frente a muchas dificultades en materias de empleo o vivienda.

 

Es importante mantener una perspectiva crítica y abordar los desafíos y oportunidades que presenta la economía de la longevidad de manera equilibrada y responsable. Sin descuidar a ningún sector de la población, por minoritario que sea.