El sector agroalimentario resiste a la crisis de la COVID19

El último año y medio está marcado por la explosión de la pandemia. El coronavirus nos ha mostrado una forma de vida que hasta antes solo era imaginable en series o películas. Pero el ser humano tiene la capacidad innata de adaptarse a situaciones límites y salir fortalecido de ellas. En este caso, el país ha sido sacudido como nunca antes tanto social como económicamente. Prácticamente todos los sectores han sufrido consecuencias devastadoras, todos menos uno.

El sector agroalimentario es uno de los menos afectados por la crisis, con menos destrucción de empleo y con una menor proporción de trabajadores en ERTE. Mientras los datos generales confirman la caída histórica del PIB regional, el sector agroalimentario muestra un crecimiento constante.

Al mismo tiempo, este ámbito ha sido esencial y determinante a la hora de garantizar la subsistencia de la población ante un confinamiento nunca antes vivido. La cadena alimentaria no solo no se ha parado, sino que se ha potenciado logrando abastecer a todos los habitantes.

Sin embargo, este buen momento de nuestro sector agroalimentario solo es sostenible en el tiempo si nos adaptamos a las exigencias del mercado a nivel mundial. La Covid19 ha cambiado la mentalidad del consumidor, que ahora consume más en el hogar, compra más por internet (e commerce) y también genera más exportaciones.

No obstante, no todo depende del papel de los empresarios del sector, sino que también será fundamental realizar una gestión eficaz y eficiente a la hora de planificar los fondos europeos, donde el sector agroalimentario tendrá un papel relevante a la hora de beneficiarse de las ayudas y oportunidades a desarrollar por el Plan NextGenerationEU.

Para consolidar el proyecto, será clave transformar y digitalizar la cadena logística del sistema agroalimentario, así como dar una importancia supina a la conservación y restauración de ecosistemas y de su biodiversidad. Los Fondos Europeos deben incentivar la formación, la información, el diálogo y la colaboración con las administraciones públicas al objeto de transformar la realidad del sector agroalimentario de Castilla y León.

Asimismo, será imprescindible, en pleno auge de la tecnología y la conectividad, que se disponga de una buena cobertura de internet en el ámbito rural; que la sostenibilidad ambiental reduzca el consumo de recursos y energía; que se apueste por la economía circular. Por otro lado, la colaboración público – privada debe afrontar el reto del relevo generacional, la inclusión de la mujer en el mundo rural, la formación tecnológica o el desperdicio alimentario.

 

En definitiva, podemos presumir de tener un sector agroalimentario con mucho músculo, pero donde será determinante marcar unas pautas para ver hacia dónde queremos que evolucione, rentabilizando al máximo los fondos europeos y consiguiendo garantizar una calidad del sector notable, donde no solo resista a la crisis de la Covid19, sino que salga más fuerte de ella.

 

URL: https://www.laopiniondezamora.es/zamora-ciudad/2021/06/06/resistencia-sector-agroalimentario-52662219.html

Juan Carlos De Margarida

Decano – presidente Colegio Economistas Valladolid, Palencia y Zamora.