Halcones y Palomas: Las “aves” que deciden el rumbo de la economía global

7 de octubre 2024

 

En el ámbito de la política monetaria, los términos “halcones” y “palomas” describen dos posturas antagónicas respecto a cómo abordar los desafíos económicos. Los halcones se preocupan principalmente por la inflación y abogan por políticas restrictivas, como la subida de tasas de interés para contener el crecimiento de los precios. En el lado opuesto, las palomas priorizan el crecimiento económico y el empleo, siendo más tolerantes con niveles moderados de inflación y proponiendo políticas expansivas, como la reducción de tasas de interés y programas de estímulo. Aunque ambas posturas tienen argumentos válidos, es innegable que las decisiones de estos actores en los bancos centrales tienen consecuencias de largo alcance, no solo en sus economías nacionales, sino también a nivel global.

 

El enfoque de los halcones se centra en priorizar la estabilidad de precios. Para estos, una inflación descontrolada puede erosionar el poder adquisitivo de la población y desestabilizar los mercados financieros. Así, cuando detectan presiones inflacionarias, presionan por aumentos en las tasas de interés para enfriar la economía. Un ejemplo claro de esta postura se vio en la Reserva Federal de Estados Unidos durante 2022, cuando decidió subir las tasas para combatir una inflación elevada. Este tipo de medidas puede estabilizar los precios, pero también impacta en el crecimiento económico, ya que encarece el crédito y reduce la inversión. Además, al elevar las tasas de interés en una economía tan influyente como la estadounidense, se puede fortalecer la moneda local, lo que a su vez afecta a las economías emergentes que dependen de la financiación en esa divisa.

 

Por otro lado, las palomas tienen una visión más flexible respecto a la inflación. Argumentan que, en momentos de crisis o recesión, es más importante estimular la economía, fomentar el empleo y asegurar el crecimiento que centrarse exclusivamente en mantener los precios bajo control. Durante la crisis financiera de 2008, por ejemplo, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo bajaron las tasas de interés a niveles cercanos a cero y lanzaron programas de expansión cuantitativa para estimular la demanda y evitar una recesión prolongada. Estas políticas expansivas permitieron a las economías recuperarse más rápidamente, pero también crearon las condiciones óptimas para que surgieran posibles burbujas de activos, como en los mercados inmobiliarios y financieros.

 

Ambos enfoques tienen implicaciones significativas para la economía global. Las “políticas halcón”, al restringir la oferta de dinero y aumentar las tasas de interés, tienden a fortalecer la moneda de la economía que las implementa, lo que puede afectar a países con deudas en divisas extranjeras y provocar una salida de capitales de los mercados emergentes. Esto puede resultar en crisis de deuda o caídas en las monedas de esas economías. En cambio, las “políticas paloma” tienden a devaluar la moneda, lo que puede beneficiar a los exportadores al hacer sus productos más competitivos en el mercado global, pero también puede generar presiones inflacionarias globales al aumentar la demanda de bienes y servicios.

 

La combinación y el equilibrio entre ambas posturas en los bancos centrales juegan un papel crucial en la estabilidad económica mundial, influyendo no solo en las economías locales, sino también en los mercados globales, las tasas de cambio y los flujos de capital.