Industria alimentaria y desarrollo rural
La industria alimentaria de Castilla y León es hoy uno de los tres pilares fundamentales de la economía regional. De hecho, es la primera rama productiva del sector industrial de la Comunidad.
Con más de 2.800 empresas activas, la industria alimentaria de Castilla y León se sitúa en el tercer puesto del ranking autonómico nacional. Y su peso en el tejido económico avanza progresivamente: emplea a más 50.000 personas, lo que supone el 5% de los ocupados en la Comunidad; y su cifra de negocio se aproxima a los 16.300 millones de euros, el 30% del sector industrial.
Sin embargo, más allá de los datos, quisiera poner el acento en la contribución que realiza la industria alimentaria al medio rural. Su ubicación en el territorio, con una clara estructura capilar, convierte su actividad en un verdadero motor de desarrollo, modernización y bienestar del medio rural.
El hecho de que el 45% de las compañías estén ancladas en municipios de menos de 2.000 habitantes hace de esta actividad un instrumento indispensable de futuro, tanto en cualquier proyecto de progreso como en cualquier estrategia de lucha contra la despoblación.
Muy pocas son, por lo tanto, las industrias agroalimentarias de nuestra Comunidad que se encuentran físicamente en entornos urbanos o en grandes núcleos de población. Por eso me gusta enfatizar que, siendo ‘industrias rurales’ —si me permiten la expresión—, tienen alma global.
En general, somos muy conscientes de trabajar en un sector muy competitivo y en un mercado internacional. Por lo tanto, por vocación —diría yo—, nuestra actividad se orienta al exterior.
Y así lo han entendido hasta ahora las casi 2.000 empresas de nuestro sector, el 70% del total, que comercializaron sus productos en el exterior a lo largo de 2024, según las estadísticas del Icex.
Este dato ratifica, en efecto, el dinamismo de las empresas y su papel como portadores de la marca Castilla y León en el exterior. Nuestro sector es un buen embajador de la Comunidad ante terceros países.
Sin embargo, siendo todo esto enormemente positivo en sí mismo, lo es mucho más si se tiene en cuenta que la actividad exportadora presenta un amplio margen de mejora; es decir, es también una gran vía de crecimiento para todo el sector.
Al menos, así lo afirman los expertos consultados por Vitartis y así se recoge en el amplio trabajo realizado por la Asociación en el que se desgrana la estrategia para el fortalecimiento del sector agroalimentario de Castilla y León.
Un dato más permitirá entender mejor esta expectativa. Las ventas en el exterior de 2024 alcanzaron casi los 3.500 millones de euros, pero más de la mitad de las empresas facturaron menos de 50.000 euros en todo el año. Hay mucho margen de crecimiento.
Evidentemente, no será fácil. Aunque sí es posible. Nuestro sector goza de buena salud, gracias a la excelencia de la materia prima y a la capacidad de las empresas para transformar ese recurso en productos de alto valor añadido.
Ahora, el reto es fortalecer aún más el sector. La industria alimentaria puede y debe extender la cultura de la innovación colaborativa, puede avanzar en la digitalización de procesos e incorporar más tecnología, puede generar más empleo y bienestar, puede afianzarse como alma de la modernización del medio rural y, en fin, consolidarse como firma de calidad de Castilla y León en el exterior.
No será fácil, insisto. Aunque sí posible. Requiere la contribución de todos los agentes de la cadena de valor y el imprescindible apoyo de las administraciones públicas.
Valladolid, 12 de mayo de 2025
Santiago Miguel, presidente de Vitartis