La I+D+i y la transferencia de conocimiento y tecnología en las universidades

La Universidad es la institución académica de enseñanza superior e investigación por excelencia en todo el mundo; así, el art. 1.1 de la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOU) señala que “La Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio”. Es trascendental para la sociedad, pero también, hoy más que nunca, es fundamental la relación Universidad-empresa (RUE).

Existe un amplio consenso sobre la importancia del conocimiento como factor de desarrollo en las sociedades contemporáneas. En este marco, las relaciones universidad-empresa (RUE) toman especial relevancia. Por ello, el diseño de instrumentos dedicados al fomento de las RUE se ha convertido también en una pieza clave dentro del mensaje de fomento de la innovación empresarial y la contribución de la Universidad al desarrollo socioeconómico.

Hasta la década de 1970 se admitía que la innovación iba ligada a la aplicación de los conocimientos científicos, y que el proceso de traducción de dichos conocimientos era secuencial, en etapas separadas tanto en el plano temporal como institucional. Esa visión de la innovación, conocida como “modelo lineal”, reconocía la participación de diversos agentes en el proceso de innovación y defendía la especialización y la división del trabajo como una característica básica del mismo. Así, la investigación básica (origen de todo el proceso), debía realizarse en universidades e institutos de investigación, mientras que la investigación y el desarrollo tecnológico correspondían a empresas o agentes cercanos al entorno productivo. Además, dados los distintos intereses de cada agente, lo mejor era garantizar su libertad y autonomía, por lo que una relación estrecha entre ellos no era lo más relevante ni deseable.

Sin embargo, al constatar que el apoyo a la ciencia básico no se traducía de una manera natural y fluida en desarrollo industrial y, más aún, que la innovación podía partir de actividades diferentes a la investigación básica, se puso de manifiesto la compleja naturaleza del proceso innovador y su dificultad para describirlo, de manera simplista, como una serie de etapas. En esa línea, autores como Kline y Rosenberg (1986) asemejaron la innovación a un proceso interactivo en el que el conocimiento se genera, difunde y explota a través de la vinculación de diversos agentes, gracias a una retroalimentación constante entre las diferentes etapas de dicho proceso.

El reconocimiento de la naturaleza interactiva de los procesos de innovación derivó en importantes implicaciones no solo en la forma en que se organiza la innovación en el contexto de la empresa, sino también en la manera en que esta tiene lugar a nivel social. Así, mientras que en el modelo lineal priman la autonomía e independencia de los diferentes agentes sociales, en el marco de esta nueva visión la relación entre los mismos constituye un aspecto fundamental. La innovación pasa a considerarse un proceso colectivo llevado a cabo por la empresa a través de una relación activa con otros agentes e instituciones (científicas, industriales o gubernamentales), configurando lo que se ha denominado “sistemas de innovación”. Según este enfoque, las universidades no son espacios aislados, activos únicamente al inicio del proceso innovador –a través de la investigación básica– sino agentes con la capacidad y necesidad de relacionarse con su entorno económico para trabajar conjuntamente en el desarrollo de innovaciones.

El argumento anterior, aunque tiene mucha importancia, no ha sido el único adoptado para justificar la necesidad de una relación más estrecha entre la universidad y la empresa. Se ha señalado también que una mayor vinculación con el sector productivo constituye un estímulo para la investigación universitaria al proveer recursos clave para su desarrollo. En un contexto caracterizado por una insuficiente financiación pública en diversos ámbitos, entre ellos el universitario, la relación con las empresas se presenta como una forma de acceder a recursos financieros adicionales y también a instalaciones y equipos que pueden ser importantes para la realización de las actividades de investigación.

Lo anterior supone la consolidación de una especie de vínculo inverso, a través del cual la sociedad interviene en el tipo de conocimiento que se produce y lo legitima en función de los beneficios sociales y económicos esperados. Así, las relaciones entre las universidades, por una parte, y la industria, el gobierno y la sociedad en general, por otra, se convierten en una estrategia indispensable para validar y legitimar los resultados de la actividad científica.

La institucionalización de las relaciones con el sector empresarial ha adquirido tal protagonismo en el ámbito universitario que se ha llegado incluso a catalogar dichas actividades como una “tercera misión”, complementaria a las ya tradicionales misiones de docencia e investigación, y cuyo desarrollo le otorga a la universidad un papel relevante en el crecimiento económico. La propia LOU, en su art. 2.1.c) señala como una de las funciones de la Universidad al servicio de la sociedad “La difusión, la valorización y la transferencia del conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de la vida, y del desarrollo económico”.

El Sistema Universitario y el de I+D+i de Castilla y León

El sistema universitario de Castilla y León lo forman cuatro universidades públicas, la universidades de Burgos (UBU), León (ULE), Salamanca (USAL) y Valladolid (UVa), y cinco privadas, IE Universidad (IE), Universidad Católica de Ávila (UCAV), Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC), Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) y la Universidad Isabel I de Castilla (UIIC). Suman un total aproximado de 72.000 alumnos que cursan estudios superiores y 6.700 profesores-investigadores.

El peso relativo de la universidad en el desarrollo de las actividades investigadoras es superior al del resto de España: representa el 30% del gasto total en I+D, y cuenta con el 45% del personal dedicado a I+D en Equivalencia a Dedicación Plena (EDP). El 60% de los investigadores, principal categoría del personal dedicado a I+D, trabajan en el sector de la enseñanza superior.

El sistema de I+D+I de Castilla y León es un sistema complejo en el que intervienen distintos tipos de agentes con diferentes funciones: empresas, universidades, centros de investigación, parques científicos y tecnológicos, centros tecnológicos, oficinas de transferencia de conocimiento (OTC), asociaciones empresariales y la Administración. Las empresas como agentes generadores de riqueza y empleo, utilizan de forma productiva el resultado de los conocimientos generados en las universidades y centros de investigación. Entre ambos tipos de entidades hay un amplio abanico de entidades intermedias, como son los parques científicos y tecnológicos, los centros tecnológicos, las oficinas de transferencia de conocimiento, las asociaciones empresariales, etc. cuya misión fundamental es conectar la generación de conocimiento con el entorno empresarial; unos son más próximos al ámbito universitario, como las fundaciones generales de las universidades o los parques científicos, y otros tienen más vinculación con el tejido empresarial, como los parques tecnológicos o los centros tecnológicos.

Las empresas son el elemento fundamental del sistema de innovación de Castilla y León. El tejido empresarial de nuestra región, compuesto en su mayoría por Pymes, ha sufrido una profunda transformación en las últimas décadas, orientada a la necesidad de mejora competitiva. Esta transformación se ha traducido, igualmente en una mayor apuesta por la innovación como motor de competitividad. Este hecho se evidencia no sólo en una mayor incorporación de la cultura innovadora en la empresa, sino también en la inversión empresarial en I+D+I.

Actualmente Castilla y León tiene más de 160.000 empresas que ejecutan algo menos de los 2/3 del gasto total en I+D regional. Este porcentaje es muy superior al de la media nacional, que cuenta con una ejecución por parte de las empresas que ronda la mitad del gasto total en I+D. La proporción de empresas innovadoras tanto en Castilla y León como en España es del 13%.

Las Oficinas de Transferencia de Conocimiento (OTC) de las universidades de Castilla y León, junto con las Fundaciones Generales y las Oficinas de Transferencia de Resultados de la Investigación (OTRI), son los órganos que actúan entre universidad y empresa y tienen el objetivo de trasladar la investigación y docencia a las empresas. En Castilla y León están presentes la Fundación General Universidad de Burgos, la Fundación General Universidad de León y de la Empresa, la Fundación General Universidad de Salamanca, la Fundación General Universidad de Valladolid, la OTC de la Universidad Pontificia de Salamanca, y las OTRI de la IE Universidad, la Universidad Europea Miguel de Cervantes y la Universidad Católica de Ávila.

 

La Universidad de Valladolid

La investigación en la Universidad de Valladolid se ve alentada por la colaboración de los distintos servicios que prestan apoyo técnico y administrativo a la I+D+i. Estos servicios son el Servicio de Apoyo a la Investigación (SAI), servicio propio de la propia Universidad de Valladolid, la Fundación General UVa (Funge) y la Fundación Parque Científico UVa (PCUVa).

La UVa cuenta con 14 Institutos Universitarios de Investigación y 192 Grupos de Investigación adscritos a cinco áreas de conocimiento: Artes y Humanidades (41), Ciencias Sociales y Jurídicas (36), Ciencias (45), Ingeniería y Arquitectura (47) y Ciencias de la salud (23). Dispone también de estructuras de apoyo como son el Laboratorio de Técnicas Instrumentales UVa, el Servicio de Investigación y Bienestar animal, cuatro laboratorios de metrología, ensayos y microscopia, un laboratorio de fabricación digital (el FabLab) y otras estructuras diversas.

Nos vamos a centrar en la actividad desplegada través del Área de Innovación y Transferencia de la Funge, entidad instrumental de la propia Universidad, que está constituida como OTRI de la UVa; esta área tiene como misión principal la promoción y gestión de la transferencia de tecnología y conocimiento que genere la propia UVa.

Todas las acciones en este sentido se estructuran en base a dos objetivos de primer nivel: consolidar a la Funge como medio de transferencia de conocimiento de la UVa y promocionar la transferencia de resultados de investigación de la UVa a la sociedad.

Consolidar a la Funge como medio de transferencia de conocimiento de la UVa

El primer objetivo primario se consigue a través de tres objetivos secundarios: impulsar la oferta tecnológica de la UVa, fomentar la participación en redes y plataformas de transferencia y mejorar la visibilidad de la investigación en la sociedad.

En primer lugar, el impulso a la oferta tecnológica de la UVa es posicionar la OTRI como un referente de eficacia y eficiencia para el investigador de la UVa en la gestión de la investigación y la transferencia del conocimiento. Para ello, se llevan a cabo las siguientes acciones: recopilar y actualizar la oferta tecnológica de la UVa, mantener y mejorar la aplicación de oferta tecnológica, intensificar las acciones de difusión, potenciar la creación de plataformas multidisciplinares y promover la participación y realización de eventos de transferencia.

El trabajo fundamental en esta materia se centra en apoyar a los grupos de investigación de la UVa en la puesta en marcha de acciones que permitan focalizar su actividad investigadora hacia la innovación y la transferencia de tecnología y conocimiento. Uno de los aspectos esenciales de la función transferencia es la puesta en valor, en términos de mercado, del conocimiento, know-how y soluciones transferibles para facilitar la comunicación con interlocutores y potenciales clientes. Con esta finalidad se creó en el año 2009 CYTUVA, que es una base de datos bilingüe (español/inglés), donde se ofrece un catálogo de tecnología y conocimiento transferible de la UVa, estructurado en función de prioridades temáticas definidas en base a las principales áreas de actividad económica marcadas en la RIS3 de Castilla y León.

En segundo lugar, se fomenta también la participación de la Funge en redes de transferencia, mediante la participación activa en redes y clústeres y realización de actividades en grupos de trabajo. La UVa, a través de la Funge, está integrada en 22 clústeres y plataformas tecnológicas nacionales e internacionales, y a través de ellos mueve y participa en interesantes propuestas de proyectos e iniciativas de transferencia tecnológica. Un aspecto a destacar también es que la Funge está constituida como Punto de la Red PIDI (Red de Puntos de Información sobre I+D+i) y como entidad colaboradora con el CDTI para la apoyar a Pymes en la preparación de proyectos en H2020 y en las nuevas perceptivas financieras de Horizonte Europa.

 

En tercer lugar, la promoción de la transferencia de los resultados de investigación de la UVa a la sociedad se realiza a través de la creación y consolidación de la oficina de indicadores y la colaboración con los organismos externos de elaboración de rankings.

 

 

3.2 Promoción de transferencia de resultados de investigación de la Uva a la sociedad

El segundo objetivo primario se consigue a través de otros dos secundarios: colaborar con el tejido social y económico trasladando conocimiento y tecnología y promover la protección de los resultados de investigación.

Se prestan servicios de acceso a la innovación mediante el papel de la Funge como nodo de la Red PIDI de CDTI, a través del cual se ofrecen asesoramiento a empresas sobre los distintos instrumentos de financiación para la puesta en marcha de proyectos de I+D+i, preferiblemente con grupos de investigación de la UVa. Asimismo, periódicamente se realiza un roadmap de convocatorias de interés para proyectos de I+D+i a nivel regional, estatal, europeo/internacional y también de otras fuentes de financiación privadas; y se informa a potenciales interesados sobre dichas convocatorias y fuentes de financiación.

También se ofrece apoyo integral a los investigadores en la preparación de propuestas para la captación de proyectos de financiación pública o privada, fundamentalmente a través de la Oficina de Proyectos. La información y documentación se canaliza a través de web, boletín de innovación, guías prácticas de elaboración propia, teléfono, mail, contacto personal, reuniones de trabajo, organización y asistencia a jornadas de difusión, etc.

Otra actividad estratégica es la captación y gestión integral de contratos y convenios relativos a proyectos de I+D+i de gestión delegada que se articulen mediante un contrato mercantil, a través de los artículos 83 LOU o la prestación de un servicio repetitivo, concurso público, una donación, etc. y que no requieran de una justificación económica formal del gasto ejecutado para el desarrollo de los objetivos técnicos. En esta tipología de contratos la responsabilidad de la ejecución técnica recae en un grupo de investigación de la UVa.

En materia de protección de los resultados de la investigación se acometen las siguientes acciones: consolidar la oficina de protección de resultados de investigación, impulsar las solicitudes de propiedad industrial e intelectual, mejorar la gestión de solicitudes de propiedad industrial e intelectual, potenciar la viabilidad de los resultados de investigación, fortalecer y consolidar la negociación y gestión de los contratos de licencias.

Es importante señalar que los resultados de la investigación requieren de un proceso de gestión de la propiedad industrial e intelectual. Este es clave para la productividad científica y la obtención de un rendimiento a medio plazo. Es por ello que este proceso es un aspecto importante dentro de las actividades del área de Innovación y Transferencia de la Funge.

 

Artículo de Carlos Cabezas Pascual, Economista
Para Castilla y León Económica