La reducción de la jornada laboral: Una deuda con las personas trabajadoras de Castilla y León

 

 

Cuatro décadas de avances tecnológicos, revoluciones digitales y de implantación de nuevas formas de trabajo, pero la jornada laboral sigue estancada en 1.826,27 horas anuales desde 1984, 40 horas semanales.

 

Hace 40 años los gurús liberales vaticinaron un terremoto laboral que acabaría con el tejido empresarial y el empleo al no poder soportar esa nueva regulación de la jornada. Hoy, en Castilla y León hay 1.033.500 de ocupados y 148.223 empresas activas. Evidentemente se equivocaron. Nuestro mercado laboral está en cifras de record.

 

Nada dicen de las 2.565.600 de horas extraordinarias no pagadas ni cotizadas que se hacen en España semanalmente, que pone en jaque el sistema de pensiones y podía crear 7.350 puestos de trabajo a jornada completa en la comunidad.

 

La reducción del tiempo de trabajo sin una reducción salarial, de la que se podrían beneficiar 550.000 personas trabajadoras en Castilla y León, será el mayor avance en las condiciones laborales desde la subida del SMI. Mejorará la salud de los trabajadores, aumentará su esperanza de vida (el impacto de las condiciones de trabajo acorta hasta 9 años de vida) y favorecerá el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

 

Esta medida va a hacer que los colectivos más desfavorecidos (jóvenes, mujeres y trabajadores inmigrantes), con jornadas parciales, sectores con peores condiciones laborales (agricultura, hostelería, empleadas de hogar) vean un empujón en sus derechos laborales. Estamos ante una oportunidad única.

 

La situación de Castilla y León respecto a la media de España es negativa. En nuestra Comunidad trabajamos 2 días más al año y cobramos 10 puntos menos, por lo que la reducción de jornada nos va a igualar al resto de territorios, cumpliendo la función de justicia laboral.

 

Esta medida podría hacer de Castilla y León una tierra de oportunidades para que los jóvenes no huyan hacia otros territorios en busca de una salida laboral. Nuestra Comunidad genera talento, pero talento para otros territorios.

 

La reducción de la jornada sin una reducción de salarios tendría efectos positivos en la economía de Castilla y León. Aumentarían los ingresos de las personas trabajadoras, se fortalecería el consumo y se impulsaría la inversión. Por lo tanto, no se trata solo de una medida social, sino también, una medida económica que estimularía el crecimiento. Los salarios son la principal fuente de ingresos de la mayoría de los consumidores, si se incrementan los salarios reales los efectos para el consumo son más que evidentes.

 

Más horas trabajadas no implica más productividad. La productividad laboral se incrementa con inversiones, formación, flexibilización del tiempo de trabajo, conciliación de la vida laboral y personal, y el refuerzo de la motivación y las condiciones psicosociales. La productividad por hora trabajada aumentó en España un 30% entre 1990 y 2022, mientras que los salarios reales sólo lo hicieron un 11,5%.

 

Queremos más tiempo para vivir, para vivir mejor. Hay que meter en el cajón de la historia las 40 horas y avanzar hacia una sociedad más justa en la que prime el bienestar de las personas y no los beneficios empresariales. En la que no se viva para trabajar, sino que se trabaje para vivir. En la que los extraordinarios réditos empresariales sean repartidos de una forma justa y equitativa. En definitiva, ganar en calidad de vida y hacer más justo este complicado mundo laboral.

 

Oscar Lobo, secretario general UGT