POS-BREXIT Sector agroalimentario ¿y ahora qué?
EL AGROALIMENTARIO, UN SECTOR CLAVE TRAS EL BREXIT
EL SECTOR AGROALIMENTARIO TRAS EL BREXIT
SECTOR AGROALIMENTARIO VS. BREXIT. ¿Y AHORA QUÉ?
25-Enero-2021.- La Unión Europea (UE) surgió con el anhelo de romper barreras entre todos los países del continente europeo. Con Maastricht se intentó dejar de lado todos aquellos pormenores que nos alejaban de un sentir común como sociedad para dotarnos de ciudadanía europea, de derechos de libre circulación de personas, mercancías y capitales, al objeto de aumentar la cooperación y desarrollo de los Estados miembros.
Sin olvidar ese propósito de unión, pero siendo conscientes de que la situación podría cambiar llegado algún momento, el Tratado de Lisboa de 2007 contempló por primera vez un procedimiento para dejar de ser miembro de la UE, una especie de cláusula de escape que se recogió en el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea (TUE), expresando en su apartado primero que “todo Estado miembro podrá decidir, de conformidad con sus normas constitucionales, retirarse de la Unión”. Todo lo expuesto puede resumirse en una palabra: Brexit.
Son muchas las consecuencias socio económicas, así como políticas, que se derivan de la salida de Reino Unido (RU) de la UE, pero especialmente quiero hacer mención a las que se pueden desarrollar en el marco del sector agroalimentario de España y, en concreto, de Castilla y León, dado que Reino Unido es uno de nuestros principales destinos comerciales al ser importador de nuestros vinos, frutas, aceites o, incluso, cítricos, carnes y productos lácteos. Al Reino Unido destinamos en exportaciones durante 2019 cerca de 129 millones de euros desde nuestra Comunidad, según el Observatorio Agroalimentario del Servicios de Estudios del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora (ECOVA).
Mención expresa merece que las exportaciones agroalimentarias del conjunto de nuestro país al Reino Unido suponen alrededor de un 8% del total, siendo España su principal proveedor en aceite de oliva. Por ello, el Brexit ha provocado multitud de interrogantes e incertidumbre en este sector, que deberá atender al Acuerdo de Comercio y Cooperación entre la UE y RU.
Las organizaciones de agricultores y ganaderos han sugerido una apuesta firme por mantener sus exportaciones a pesar del Brexit, focalizando su preocupación más inmediata en la imposición de aranceles y otras trabas administrativas que supongan ver aminorada la cantidad de mercancías exportadas o, por el contrario, una mayor presión fiscal en sus operaciones comerciales. Gracias al mencionado Acuerdo, son muchos los exportadores castellanos y leoneses que lo han recibido como un balón de oxígeno contra una previsión que no parecía ser nada halagüeña.
La Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex) ha pronosticado que la firma del Acuerdo comercial evita que la exportación de sus productos sea gravada con 198 millones de euros en aranceles, lo que supone un gran alivio para todo el sector, en especial en nuestra región.
Sin embargo, aunque el pacto al que se ha llegado evita la imposición de aranceles y cuotas sobre las mercancías, existe una falta de acuerdo sobre las normas que deben cumplir los productos antes de que se introduzcan en el Reino Unido, lo que se conoce como “evaluación de conformidad”, un instrumento que se lleva a cabo en las fases de diseño y fabricación de los productos, y que junto con la falta de acuerdo en el reconocimiento de normas sanitarias y de seguridad a la hora de exportar alimentos de origen animal, provoca controles muy costosos para las empresas de la región que impactarán en sus cuentas de resultados.
En Castilla y León el Acuerdo ha beneficiado a los sectores de la agricultura y la automoción, ya que ha evitado una grave crisis de precios de los alimentos productos en un momento en donde la Covid-19 está haciendo estragos en las economías de los países. Lo que sí que se debe tener en cuenta es que los precios de algunos productos, como los alimentos, y otros insumos agrícolas, como los piensos para animales que se exporten, tendrán un incremento en el precio como consecuencia de las certificaciones sanitarias y otros costes fronterizos.
Así mismo, a la incertidumbre provocada porque un país deje de ser miembro de la UE se debe añadir el impacto de la pandemia de la Covid19 que ha afectado a los sectores productivos de todo el mundo. A pesar de ello, el agroalimentario, como sector esencial para el resto de la sociedad, no ha sufrido unas consecuencias tan drásticas como en otras áreas empresariales, garantizando en el transcurso de la pandemia el abastecimiento a los ciudadanos.
En definitiva, para aminorar el impacto del Brexit en cuanto a los productores y ganaderos de nuestra región se deben proteger los derechos y garantías de los exportadores e inversores, proporcionando a estos colectivos información y seguridad ante las dudas que puedan ocasionarse en el desarrollo de sus transacciones comerciales. Para ello es de suma importancia mantener un diálogo fluido entre las autoridades del Reino Unido y las de la Unión Europea, especialmente con la Comisión Europea. No obstante, se debe considerar la faceta de los interlocutores sociales para solventar cualquier tipo de desavenencia que pueda surgir durante los primeros pasos de un Reino Unido fuera de la Unión, donde las asociaciones y colectivos del sector agroalimentario cobran una especial relevancia, en muchos casos determinante. Es imprescindible que el abandono por parte de Reino Unido del Mercado Único y la Unión Aduanera no entorpezca las relaciones comerciales que ya se habían fraguado durante todos estos años, ni tampoco empañe aquellas nuevas inversiones y exportaciones que lograrán un mayor flujo económico entre ambos países.
Sin duda, los agricultores y ganaderos de Castilla y León se enfrentan a un futuro un poco más incierto que otros sectores, por lo que las Administraciones Públicas deben velar por el correcto funcionamiento comercial entre España y Reino Unido, anteponiendo los intereses de un sector del que dependen multitud de familias de nuestra Comunidad, pues la cadena agroalimentaria va muchos más allá del pequeño productor, consiguiendo que las generaciones futuras de agricultores y ganaderos de Castilla y León logren sobrevivir, consolidando la población en el mundo rural y evitando la despoblación de una región que ya, de por sí, es muy envejecida.
Juan Carlos De Margarida
Decano-Presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora (ECOVA)